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La Chica Llamada Cuervo

Oscuridad

A la Morgue llegó una caja de cartón totalmente cerrada. Al abrirla vi que se trababa de un par de ojos totalmente negros junto con una hoja.

La hoja contiene la siguiente historia:


Desde que Omar era niño, sus padres le enseñaron a dejar una luz prendida para dormir. El mundo fuera de su habitación era muy oscuro, así que estar en la luz se había vuelto un refugio.


La oscuridad fuera de su casa consumía a los humanos, los había convertido en monstruos y forzado a comerse entre ellos. Habían pasado tanto tiempo a oscuras que sus retinas estaban dilatadas al nivel de que sus ojos eran completamente negros.

Hacía varios años que no salía el sol y más aun que los recursos para obtener la luz eléctrica se había escaseado.

Pero la familia de Omar continuaba teniendo acceso a esos recursos, su casa, bajo toda la sombra que se había añadido a propósito, continuaba iluminada por algunas horas justo antes de dormir.


Omar había aprendido que la luz sólo es primordial para poder soñar

 

Si no conoces nada no tienes qué soñar

 

Le decía su madre antes de prender la luz, él cerraba los ojos y poco a poco se sumergía en ese mundo de sueños. Pero la luz, como todo lo que los humanos habían conocido, se empezaba a extinguir. Omar no lo sabía, pero cada vez permanecía menos tiempo prendida esa luz y cada vez sus retinas se dilataban más con la oscuridad.

No había espejos para verse, pero él sabía que estaba creciendo, sus demás sentidos se comenzaban a agudizar.


Pronto no habrá sueños, pronto no habrá luz


Se repetía a si mismo cuando lograba ver unos minutos de luz eléctrica. ¿Por qué sin luz no hay sueños? Debe de haber...

La idea lo comenzó a obsesionar, ahora Omar actuaba como un loco es la oscuridad, hasta que lo entendió: no habría sueños porque sus ojos extrañarían ver, pero si se deshacía de ellos, no habría quién extrañara la luz.; así que en una ráfaga de absoluto entendimiento Omar arrancó sus ojos,


Esos ojos viajarían en una caja cerrada, se irían hasta el Infierno, o hasta algún lugar donde alguien los encuentre y los alimente con nuevos sueños.



Con estas palabras finalizó la historia.

He sostenido sus ojos en mis manos, sé que es Omar quien los envió, tal vez si le cuento mis pesadillas a estos órganos, ellos se puedan comunicar con él y así vuelva a soñar...




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