No hay respuesta
Los por qué son interrogantes sin una respuesta satisfactoria que nos pueden detener en un espacio y tiempo. Como una noche de otoño cuando uno encuentra en la mirada del otro ese algo que no ha buscado. En esa espera de la llamada y del reencuentro que no llegan. Algunos momentos son específicos, otros, son cúmulos de momentos que se abren y no se cierran.
¿Qué es la realidad? ¿Por qué uno queda adscrito de una vez y para siempre a ese sujeto amado? ¿Qué es eso que hace de esa persona un sujeto no sólo inolvidable, sensible a pesar de su ausencia?
La garganta cerrada, la respiración entrecortada, en los huesos escalofríos y el deseo que arde en el pecho. Duele. Mi cuerpo trata de deshacerse de mí. Mis emociones lo han consumido. Mi cabeza también quiere deshacerse de mí. Hay mucha confusión dentro de ella. Pocas veces puedo ser yo.
Hay voces en mi interior que no son yo. Dicen cosas, cosas terribles. Vivo a ratos. Muy breves. Se fueron los atardeceres felices.
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