No hables con ellos
Muchas veces me habían advertido sobre ellos. Tienen muchos nombres, pero nadie está seguro de quiénes son. Se han creado historias sobre ellos, algunas leyendas de cómo son y cómo actúan. A momentos cuentan que tienen garras en vez de dedos, que sus bocas están llenas de dientes filosos que nos comerían si pudieran. Contaban que sus ojos estaban vacíos, sin alma, sin luz. Pero yo no podía creerlo, así que decidí ir en su búsqueda.
¿Dónde viven ellos? nadie tenía la respuesta, algunos creían que en las profundidades del bosque, otros en lo más oscuro de nuestras mentes y pesadillas, pero no había un lugar preciso, así que emprendí mi búsqueda por ellos.
Encontré a uno de ellos escondido en mi clóset, estaba escondido entre la madera viendo hacia afuera con miedo, me acerqué y tembló, su cuerpo se veía normal, no tenía garras ni sangre entre los dientes; nada de lo que decían.
El segundo apareció escondido debajo de la cama, me metí y lo vi ahí, todo su pantalón estaba mojado, lo toqué y gritó tan fuerte que toda mi visión se nubló. Poco a poco los fui encontrando, temerosos y diminutos, ninguno de ellos era como yo creía, hasta que una noche, uno no huyó.
Lo encontré debajo de las sábanas de la cama, guardaba una linterna y la sostenía mientras le sudaban las manos. Toqué su rostro y vi el terror en sus ojos que a pesar de ello, me veían fijamente, y fue entonces como también me vi a mí misma reflejada ahí.
En sus ojos vi al monstruo del que hablaban, vi mis garras acercándose a su mejilla y mis dientes filosos amenazando morderlo; me incliné hacia él y entonces percibí ese vacío en mí, esa falta de alma de la que hablaban.
Por eso me han prohibido hablarles, porque ellos me pueden recordar quién soy yo y el monstruo en el que me he convertido.
Sollocé, y de una sola mordida devoré la mano completa del niño que me alumbraba con su linterna, mi boca se lleno de sangre y le sonreí con mis colmillos; él comenzó a gritar mientras que me deslizaba de vuelta al mundo de las pesadillas donde realmente pertenezco.
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