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La Viuda Fantasma

Autor: JANDRO-JAIN


Yo conocí una vez a la viuda, si a la viuda que se le aparece a los borrachos, y en la

vieja ciudad de Quito saben bien que su leyenda es cierta.


Yo la conocí una noche bohemia, una noche más de derroche, y en ese momento de mi

vida yo ya no recordaba cuantas noches como esa había tenido, y hasta ahí había sumado muchas buenas y malas experiencias de noches como esa, bueno quizás suman más las malas experiencias, pero igual, su aparición fue súbita y fulminante.

Pues la noche que la conocí yo había salido de una bar, esa noche, como pocas, no pude

conquistar a quien me lo propuse, mis amigos ya me habían dejado solo en el bar hace tiempo, así que salía solo de aquel bar, con una sensación nueva; incomoda, estaba excitado, mi lujuria no era normal, estaba inquieto, entonces de repente, apareció ella: llevaba un vestido negro apegado al cuerpo, tenía zapatos de taco alto, las uñas negras y la piel pálida, llevaba un cintillo negro no muy ancho en la frente y con un signo que me pareció de plata, tenía un cuello largo como sus piernas, se veía tan sexy con su teléfono en las manos y no temía llevar la iniciativa.

Se veía muy bien. Yo pase junto a ella y le dije el primer piropo que se me ocurrió y que nunca funciono antes, pero funciono esa noche y le dije:


- Que hermosa eres, muchas gracias…

- ¿Gracias de qué? - Respondió mirándome fijamente.

- Gracias por alegrarme la noche le dije.

Sonrió y me pregunto si tenía otro casco para llevarla en mi motocicleta, y yo claro que llevaba un segundo casco para ocasiones como esa, así que le pregunte deprisa:

- ¿A dónde iremos?

- ¿Iremos? - Replico ella.

- Si iremos, o solo quieres que te lleve a casa. Como prefieras - respondí.

- Está bien iremos un rato a beber, porque estoy de luto y aun quiero beber más. - Me dijo ella de forma asertiva.

- Lo siento mucho por ti, ¿quieres que hablemos al respecto? – pregunte.

- No, prefiero no hablar de eso ni de nada, tal vez por eso estoy tan sola.

- Te entiendo en verdad, descuida. – no dije más y la lleve a una disco que yo sabía que estaba abierta aun.

Llagamos y tomamos varias copas los dos juntos, luego bailamos, recuerdo que ella bailaba muy bien, casi no hablamos nada pero pude notar por lo caliente del baile que ella me correspondía, así que la besé, ella también me besé y aunque sentí sus labios fríos me gusto, me gustó mucho, de inmediato le jale de la mano para llevarle a un motel, ella me pidió ir a un motel que ella conocía cerca de su casa, nos subimos a la moto y conduje, hasta salir de la ciudad, ella empezó a toparme mientras conducía, nos acercamos a una curva muy sinuosa cerca de un cementerio, intente quitar su mano de mi entrepierna pero ella insistió, tope la grava en el piso y perdí el control, salimos disparados con dirección hacia el cementerio y yo no pude moverme, ella en cambio se

levantó de inmediato y camino unos setenta metros hacia mí, entonces ella me besó, continuó tocándome, yo permanecía inmóvil, paralizado, pero ella me desnudo, me hizo suyo.

Fue indescriptible y único, porque jamás se pudo repetir, en cuanto ella termino ese acto frenético desfallecí, con mi última energía pude ver su sonrisa, de facto supe que ella maquinó todas las cosas, todo el tiempo, supe que ella sabía todo...




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