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Ensayo general, Gerardo de la Torre



Nos unimos al festejo por el cincuenta aniversario de la publicación de Ensayo general.


Todos los monstruos, vivos y muertos, nos pusimos gorrito de fiesta (bueno, sólo los que aún tienen cabeza).


Como un pequeño homenaje a la novela, y su autor Gerardo de la Torre, en Rigor Mortis decidimos recordar la rivalidad entre Ramón Contreras y Juan Olmos, protagonistas de la novela, con una reseña.


Los dos grandes amigos, casi hermanos, crecieron juntos en el sitio exacto de la Ciudad de México en el que quinientos años atrás ocurrió la caída de Tenochtitlán (la parte de la novela en la que De la Torre narra la conquista de México, con lenguaje y expresiones de rufianes de barrio, es una delicia),


Y como sucedió en aquella ocasión, igual que en 1521, en medio de traiciones, engaños y golpes bajos, la enemistad entre Ramón y Juan también terminó con una derrota irreversible.


Las diferencias morales entre ambos jóvenes llevarían al camino del éxito al más adulador de los amigos; mientras que el otro, un soñador, pero con principios, se quedaría a la deriva en un mundo que premia al más listo, pero no al mejor.


Al más puro estilo de Gerardo de la Torre, gran aficionado al beisbol y admirador de la leyenda del Rey de los Deportes, Ted Williams, la novela Ensayo general está escrita con un realismo seco y abrumador, como un golpe en la nuca con un bat.


Leer este libro es pasearse con miedo a que te roben en Tepito, Peralvillo y la colonia Morelos. Es barrerse de cabeza sobre la tercera base y saborear el desaliento de que te pongan out por medio metro. Es comprender que las grandes tragedias le ocurren a las personas más sencillas, entre quienes no tienen nada que ver y apuestan, o entre quienes no tienen nada que perder y no se atreven.


La fiesta por el cincuenta aniversario de Ensayo general se extendió más de la cuenta, por lo que decidimos salir de la Morgue y seguir la celebración en el departamento de Gerardo.


Aquello se descontroló. Hablamos de literatura, cine y buena música hasta que la luz del sol nos anunció el inicio de otro día. Los vampiros, obvio, fueron los primeros en irse, y el resto nos arrastramos de regreso a la Morgue cansados, pero emocionados y orgullosos a la vez por haber compartido una parranda con una de las voces más honestas y directas en la historia de la literatura mexicana.



 


Gerardo de la Torre nació en Oaxaca, Oaxaca, el 15 de marzo de 1938.


Es escritor, narrador, crítico literario, profesor, periodista y guionista de televisión.


Comenzó como actor y escribiendo pequeñas obras de teatro.


Participó en el taller de Juan José Arreola, al lado de José Agustín, René Avilés Fabila, Alejandro Aura, Roberto Páramo, Jorge Arturo Ojeda, Elsa Cross, Eduardo Rodríguez Solís y Antonio Leal, entre otros.


Ha colaborado en Revista Mexicana de Cultura, Unomásuno, El Universal, El Nacional, Novedades y Excélsior.


En 1992 recibió el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero por Los muchachos locos de aquel verano.


En 2009 obtuvo el Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos por Nieve sobre Oaxaca.


Desde 1994 pertenece al Sistema Nacional de Creadores.


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