El Suicidio Más Hermoso
''No quiero que nadie, dentro o fuera de mi familia, vea ninguna parte de mí ¿Podrías destruir mi cuerpo incinerándolo?
Les suplico a ustedes y a mi familia que no hagan ninguna misa para mí o un acto en mi memoria.
Mi prometido me ha pedido que nos casemos en junio.
No creo que pueda ser una buena esposa para nadie.
Él estará mucho mejor sin mí.
Díganle a mi padre que tengo demasiadas de las tendencias de mi madre''
Las palabras con las que abrimos la nota de este domingo no son otras sino las últimas palabras angustiosas de despedida de una joven antes de terminar con su vida. La pequeña carta suicida fue encontrada en un bolso de mano que le pertenecía.
Perfectamente peinada, vestida y maquillada, ella lucía apacible, casi como si estuviera dormida, sostenía con la mano izquierda un collar de perlas que adornaba su cuello y las piernas largas y esbeltas reposaban estiradas con el tobillo izquierdo ligeramente encima del derecho. La paz que emanaba su expresión y la manera en que estaba tendida como si de una mullida cama con finos almohadones se tratase no contrastaba con los gritos a su alrededor, gritos que habían empezado después de un silencio sepulcral.
Antes del silencio, un estruendo estremecedor.
Evelyn no estaba recostada en una cama, estaba encima de un amasijo deformado de hierro y cristales rotos que segundos antes había sido una lujosa limosina Cadillac.
Para cerrar este mes en la Morgue, trajimos de visita el cadáver de titulares y noticias que un 1 de mayo de 1947 fue conocido como la protagonista de ''El Suicidio más hermoso del mundo''.
Hace 74 años, Evelyn Frances McHale se arrojó al vacío desde el observatorio del piso numero 86 del Empire State, edificio situado en en la intersección de la Quinta Avenida y West 34th Street, en la ciudad de Nueva York.
Pese a su famosa muerte, no existían muchos registros acerca de su vida. Había sido una chica común con una vida aparentemente perfecta y tranquila por allá de los años 40's.
Nacida en Berkeley, California en 1923, era la sexta de siete hermanos y en 1930 se había mudado con toda su familia a Washington debido al trabajo de su padre Vincent. Pero esa calmada apariencia de familia estadounidense se rompió cuando Helen, su madre, los abandonó poco tiempo después. Aunque varios medios mencionaron que había sido por motivos desconocidos, fue poco comentado que la madre de Evelyn tenía un historial de trastornos depresivos.
Cuando terminó la secundaria Evelyn tomó la decisión de alistarse en el Women’s Army Corps, una unidad auxiliar del ejército de los Estados Unidos creada para apoyar a las fuerzas armadas en labores logísticas, organizativas y de cualquier otro tipo. No se sabe nada de su paso por esta unidad, tan sólo tenemos noticias de que Evelyn, una vez finalizado el servicio, decidió quemar su uniforme y volver a Nueva York a vivir con su hermano y su cuñada. Allí encontró trabajo como auxiliar contable en una imprenta.
Después conoció a Barry Rhodes, un joven que había servido en el ejército como piloto de aviones y la relación entre ambos se consolidó rápidamente. Tanto así que en la primavera de 1946 Evelyn fue dama de honor en la boda del hermano de Barry, pero, como dato adicional y evento curioso
se supo que al terminar la boda y llegar a casa, tal como había hecho con su uniforme del ejercito; quemó el vestido que había usado para la ceremonia, con un aspecto sombrío. A pesar de ese incidente poco después Barry le propuso matrimonio y la ceremonia de unión se había pensado para celebrarse en junio de 1947.
La última vez que se habían visto, al despedirse Barry dijo que se veía normal, feliz.
“Cuando la besé para despedirme Evelyn parecía tan feliz y normal como cualquier chica a punto de casarse”,
Tal como su madre había abandonado a hijos y esposo, Evelyn al quitarse la vida había abandonado al que entonces fuese su prometido.
El día que visitó a Barry, al terminar no había regresado a casa, en su lugar había tomado un tren a Manhattan y reservado una habitación en el hotel Governor Clinton, luego compró un ticket de entrada al observatorio del Empire State y el resto es historia.
Su suicidio hubiese sido agregado a la lista de otro puñado de personas que había saltado del mismo piso. A no ser por Robert Wiles. Un estudiante de fotografía que estuvo cerca del lugar ese día y a quien es fácil imaginarse en ese momento; abriéndose paso entre la multitud estupefacto y maravillado. Claro que hubo otras fotografías desde distintos ángulos pero Wiles de alguna forma logro capturar la perturbadora fuerza trágica y siniestra de los restos sin vida de Evelyn. El rictus sosegado del rostro de la muchacha captado desde el lente de Robert nos da una sensación de paz, misma que ella parecía haber encontrado después de lidiar con los demonios que embrujaban su mente. El auto parecía estarle dando la bienvenida al descanso, la mano que sujetaba su collar nos contaba que tal vez Evelyn se había aferrado a el como dándose valor para saltar y apretándolo en sus últimos minutos de vida, durante la caída. El exterior era estéticamente bello, pero según policías y servicios médicos forenses su cuerpo estaba totalmente destrozado por dentro, todos sus órganos habían explotado con el impacto después de caer más de 320 metros de altura.
Y aunque pueda sonar escalofriante o incluso morboso el considerar que una fotografía de suicidio pueda ser bella ahí radica una de las características de la fotografía, su capacidad para transformar lo feo en hermoso, lo grotesco o lo siniestro en atractivo, el dolor en belleza.
Sin olvidar precisamente que hay mucha belleza en lo macabro, ideal que creemos firmemente en la Morgue.
Poco después de su muerte, empezaron los reportes de una mujer muy arreglada acercándose al borde del piso 86 y saltando con sus sollozos cortando el aire ante los sonidos de estupefacción de otros visitantes al observatorio. Varias mujeres reportaron haberla visto en un baño del edificio, retocándose el maquillaje cuando momentos antes la habían visto arrojarse a la nada.
Jamás sabremos los verdaderos motivos de Evelyn al saltar.
Pero siguiendo sus últimos deseos: no se ofició funeral y su cuerpo fue incinerado.
La última petición de no querer que nadie viese su cuerpo jamás se podrá cumplir. (Aparte de ser una de las fotografías más famosas de USA, varios artistas como Andy Warhol y David Bowie le rindieron homenaje, este último con el videoclip de su sencillo ''Jump, they say'')
Siguiendo el proceso de energías que no podemos entender ni controlar parece que el fantasma de Evelyn esta condenado a repetir el momento de su muerte una y otra vez
Por toda la eternidad.
Efemérides Macabras
24 de mayo de 1686. Nace Daniel Gabriel Fahrenheit, físico e ingeniero alemán conocido por la invención del termómetro de mercurio y la escala de temperatura que lleva su nombre.
24 de mayo de 1883. Se inaugura el puente de Brooklyn, otro foco de atención de lo paranormal ya que abundan las historias y leyendas de fantasmas de suicidas por el lugar.
29 de mayo de 1953. Edmund Hillary y Tenzing Norgay coronan en 1953, por primera vez en la historia, la cima del Everest.
30 de mayo de 1934. Nace el cosmonauta ruso Alekséi Leónov, primera persona en realizar un paseo espacial.
Tenebris C.
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