El Huésped, segunda parte
Pasamos mucho tiempo escondiéndonos del huésped, cerramos las ventanas por donde nos acechaba y nos fuimos acostumbrado a vivir en la oscuridad que nos había traído, pero esa realmente no era vida, era como volver a estar allá afuera.
Teníamos que tomar una decisión y hacer lo más difícil de todo: confrontarlo.
En el momento en que lo propuse, los monstruos se volvieron a paralizar con el miedo, cada uno de nosotros había peleado contra él en algún momento y había perdido, era imposible pensar que ahora lo superaríamos, pero ahora estábamos juntos, no tendríamos que pelear solos.
Pasamos unas horas en silencio hasta que decidimos empezar a planear nuestra estrategia, no habíamos llegado tan lejos para dejarnos vencer a la última hora.
Abrimos una de las cortinas y lo vimos acercarse, estaba cubriendo todo el muro con su cuerpo viscoso encerrándonos aún más en sombras.
Nos dimos cuenta de que nos seguía, entonces teníamos que guiarlo adentro para poder combatirlo en algún lugar seguro.
Una vez que quedó un espacio abierto en la ventana lo vimos entrar.
Como esperábamos, nos siguió hasta que bajamos al sótano y cerramos la puerta detrás. Temíamos verlo de frente porque cada que nos acercábamos o teníamos contacto introducía imágenes en nuestra cabeza. Tuvimos que actuar con los ojos cerrados, respirando profundo para borrar toda la neblina con la que llenaba el lugar.
Me acerqué guiándome por sus gemidos, se quejaba de que lo estábamos acorralando. Estiré un brazo y con mi mano sentí su cuerpo, era un ser vivo, el Pasado había tomado posesión de una vida entera para torturarnos y era momento de acabar con ella.
No había forma de detenerlo sin mirarlo así que tomé todas mis fuerzas y el valor que encontré en mí y lo hice, abrí los ojos...