Sobre una extraña melancolía
Podría haber perdido el interés por ir ese día. La verdad es que pocas veces me sorprende la vida y el encierro apaga cierta pasión. No se puede decir que hablar con extraños es una buena terapia para introvertidos, por el contrario, puede terminar es un ataque de pánico. Uno debe insistir aunque muchas veces uno se pregunte para qué.
La soledad es buena dicen repetidamente, sin embargo, sentirse solo, no. No he comprendido el silencio de Dios ni de los otros. ¿Para qué seguir? Son uno de eso días en los que sólo puedes decir: Son uno de esos días... y te echas un suspiro profundo. ¿Por qué? Porque sí.
No puedo articular palabras ni escribir de forma clara. Esas cosas no son para mí. Empero, me veo obligada por una fuerza superior. Me pregunto si es ella quien dice a qué hora y qué escribir. Las personas sin voluntad siempre nos vemos sometidos al deseo de otros. ¿Cómo sentir esa pasión de la que ella habla?
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