Música en la sangre, Greg Bear
No hay experiencia literaria más apasionante que leer y al final de un libro recibir una perspectiva nueva del mundo.
¿O acaso será una perspectiva de un mundo que engloba a millones de mundos, en donde cada uno de ellos guarda millones de perspectivas?
Greg Bear crea a través de su cuento Música en la sangre la ilusión de un microscopio ultra potente que nos permite ver vidas y escuchar los pensamientos de nuestras células.
Hace que la sangre sea el medio por el cual se comunican mentes tan desarrolladas como diminutas.
El texto debería de traer al inicio una advertencia en la que se consigne que leer el cuento puede provocar la sensación de millones de hormigas recorriendo tus piernas o de cientos de alfilerazos en los brazos.
Años de vivir en la Morgue de Rigor Mortis me han enseñado, y aún en contra de mi deseo, que un cadáver contiene miles de millones de bacterias que hacen del proceso de descomposición una carnicería digna de un psicópata minucioso. Música en la sangre deja de manifiesto como ningún otro texto la idea de mundos vastos y diminutos
Este cuento de ciencia ficción de Greg Bear es considerado como uno de los que revolucionó el género, parte del eslabón perdido entre los monstruos clásicos del género como Isaac Asimov, Ray Bradbury, Arthur C. Clarke y los autores contemporáneos.
Aunque bien es sabido que la literatura no se guía de manera estricta en cuanto a géneros, sino que fluctúa entre varios de ellos, lo que hace de cada texto y de cada autor algo único e irrepetible.
Por lo tanto yo, una muy estudiosa pierna cercenada de marinero loco, calculo que Música en la sangre tendrá más o menos un ochenta por ciento de ciencia ficción, diez por ciento de misterio y un diez por ciento de terror.
El cuento fue publicado en Estados Unidos en 1983. Fue traducido por primera vez al español por José Rojo en 2013 y forma parte de la antología 25 minutos en el futuro, nueva ciencia ficción norteamericana publicada por Editorial Almadía.
La recopilación fue hecha por José Rojo y Bernardo Fernández, Bef, en una joya de libro que además tiene cuentos traducidos por Alberto Chimal y Gerardo Sifuentes.
Greg Bear nació en San Diego, California, el 20 de agosto de 1951. Actualmente radica en Washington, donde se dedica profesionalmente a la escritura.
Su obra ha acaparado numerosos premios, como el premio Nébula en 1994 por Marte se mueve y en el año 2000 por La radio de Darwin.
También ganó el Premio Hugo y el Premio Nébula por Música en la sangre en 1984.
Bear es además especialista en bioquímica-ficción y muchas de sus novelas contienen avanzados y rigurosos planteamientos hipotéticos sobre genética.
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