La Sombra
En mis sueños siempre aparecía una persona, yo estaba segura de que lo conocía porque mi cabeza no podía haber creado a alguien nuevo.
Todas las noches trataba de conocerlo, me acercaba a su cuerpo e intentaba tocarlo para saber quién es él, porque sí, había decidido que era un hombre quien me visitaba.
Poco a poco su figura se fue haciendo más clara y veía mejor cómo me seguía, se volvió tal mi ilusión de verlo que todas las noches dormía pensando en él, esperaba en algún momento encontrarlo y que se volviera realidad, sin embargo el sueño nunca se volvía realidad, me veía forzada a despertar y a dejar de un lado a la sombra.
La sombra creció, se volvió más fuerte, ya tenía un nombre, ya tenía un lugar en mi vida. Mis sueños se estaban volviendo más intensos que mi vida, lo que pasaba ahí era más atractivo, tenía miedo de despertar y perderlo, llegué a llorar de ver el sol de nuevo.
Pero ¿qué podía hacer para vivir en ese mundo? ¿qué hace alguien para vivir de sueños?
Creo que mi vida comenzó a romperse porque cada vez me ganaba más el cansancio, anhelaba tomar pastillas para dormir y estar con "él"; ni siquiera recordaba su nombre cuando estaba despierta. Las pastillas se hicieron más frecuentes hasta que un día olvidé cómo despertar.
Estábamos él y yo juntos, por siempre, pero tomé la mano de la sombra y desapareció como humo. Estaba sola en lo profundo de mis sueños, encerrada sin "él".
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